Volví de Polonia y pasé por España de manera fugaz: escribo estas líneas desde mi nuevo escritorio en Viena, mientras veo despegar aviones a cada momento y me acuerdo de mi hermana, que también trabaja en el aeropuerto.
Me ofrecieron mudarme a Madrid pero tenía claro que si me movía de Barcelona era para dejar el país: el exilio transforma en morriña la bilis que segrega mi hígado al leer la prensa cuando estoy en España. Marchándome me evito una úlcera, a mí y a mi madre, y hago esta especie de mili que nos ha tocado pasar a los de mi generación.
Paper planes by Timo Kirkkala on Flickr.
Por delante tengo un curso de alemán, un máster y la maratón de la ciudad, todo esto aderezado con el trabajo de oficina. Va a ser un año entretenido.
Desempaquetando el equipaje, entre camisas y calcetines, he encontrado un bulto negro y pesado al final de la maleta. Lleva un Post-it pegado: "Nostalgia". Por el momento lo dejo ahí, dentro de la maleta y encima del armario, allí donde pones las cosas que usas de vez en cuando.
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tienes que ser fuerte cejas.
Anónimo
12 de septiembre de 2012, 14:03