Durante la semana he dejado de cocinar: la pausa de la comida es tan corta que no merece la pena llevarse fiambrera. Por 3-4 € como algo ligero en la cantina de la oficina y evito comprar, limpiar... además, cantar sin público pierde bastante la gracia: nadie te aplaude ni te alaga los oídos.
Una de las muchas cosas buenas de Polonia es el horario. Llueva o truene, la oficina baja la persiana a las 5, por lo que tienes la tarde entera para dedicarte a tus labores.
He desempolvado mi Kindle, empezado a nadar y reanudado mi pelea con el alemán. Esto último intento tomármelo en serio, por decimoquinta vez.
En cuanto a la búsqueda de compatriotas, sigo en ello. La relación con los compañeros es cordial y cada vez va siendo más cercana, pero se echa de menos tomarse una cerveza con algún culer viendo un partido de la liga.
Y por lo demás todo bien, superando mis expectativas. Trabajo en lo que me gusta y siento que estoy en el lugar correcto, en el momento adecuado.
Tío, soy el Lapresa. Te recuerdo que couchsurfing.com es una buena manera de encontrar fespañoles por el mundo. Ale a cuidarse.
Guillermo G. Lapresa
9 de febrero de 2012, 22:04