Una semana

Una semana antes de marchar empecé a escribir…

Vengo de la oficina internacional, de arreglar los últimos papeles. La aventura llega a su fin. Joder, qué de puta madre nos lo hemos pasado, ¿que no? Pero todo se acaba y hay que seguir la dirección del viento.

El apartamento está en pleno proceso de desertización: los muebles, el armario, la nevera... y la maleta abierta junto a mí. La misma maleta de la que hace cinco meses asomaba un calcetín.

Pero con lo ajetreados que han sido estos últimos días no pude acabar. Ahora la maleta está en Barcelona y mi habitación parece una leonera, pero no quiero ponerme a desempaquetar. No aún.

No sé si ha sido, si está siendo, la mejor época de mi vida pero mucho tiene que mejorar la cosa para que diga lo contrario.

Me preguntasteis que qué le contaré a mis hijos, a mis nietos sobre el Erasmus y me doy cuenta que seré un coñazo, que tenemos historias para aburrir. Les contaré que por aquel entonces bebíamos ositos: una cerveza que causaba borracheras violentas y destrozos por doquier. Que dormí poco y estudié menos. Que hicimos volar el mobiliario de Javi por la ventana, para después tenerlo que reponer. Que mis vecinos no me aguantaban. Les contaré la bonita sensación al despertar después de una fiesta, con el piso lleno de mierda pensando: ¿Qué será hoy? ¿Una polla gigante dibujada en la puerta del baño? ¿La pared llena de huellas?

Que aún no sé como conseguimos meternos Edu, Javi y yo en la misma cama para intentar dormir diez minutos antes de marchar, mientras alguien echaba una cabezada en la ducha, guardando a buen recaudo mi guitarra, a dos mil setecientos quilómetros de aquí.

Les contaré que Dani y Alex protagonizaron una despedida digna de película. Que yo perdí la cabeza. Que Nagore fue mi dama de honor.

Y podría seguir, pero el resto lo guardo para mí. Gracias por todo. Nos veremos pronto. Estoy seguro.

Goodbye

2 comentarios :: Una semana

  1. También les contarás que hubo un chaval que nos hacía emocionar con una guitarra y unas canciones a las que rociaba de poesía y experiencias varias. Les contarás que se llevó a una emperatriz de Austria a la cama ante la estupefacción de medio campus. Que consiguió que escuchar la palabra "Barcelona" nos arranque una sonrisa. También les contarás que allí conseguiste unas alas y que el viento ya no te lleva, si no que te indica dónde y cuándo volar.

    Y les contarás que viviste, al menos unos meses, la vida ideal que llevamos todos dentro.

    De las pocas cosas que me arrepiento en esta vida, una es no haberte despedido en la estación. Pero esa es otra historia y será contada en otro momento...

    Sé feliz, hermano, eso, al menos, no nos lo quita nadie.

  2. El objetivo del post era tocaros la fibra a vosotros, no que me la toques tú a mí, mamón.

    Un abrazo tío.

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