Las cenizas del 68


Este verano, para obtener créditos de libre elección, hice un curso sobre historia, centrado en las revueltas estudiantiles de 1968. Las charlas resultaron ser bastante entretenidas. Al final, como evaluación, tuvimos que redactar unas cinco páginas aportando nuestra visión. El profesor no sabía hasta que punto me estaba jodiendo con lo de redactar cinco páginas, al segundo párrafo ya tenía el cerebro deshidratado.
Tras alguna lágrima, esto es lo que salió:



Las cenizas del 68.

1 Introducción

A lo largo de estas dos semanas hemos visto como durante la década de los sesenta explotan movilizaciones y expresiones subversivas contra el sistema: de Praga a México, de Tokio a Barcelona. La juventud quiere cambiar las cosas. 1968, declarado por la ONU como el año internacional de los derechos humanos, fue indudablemente una época revuelta. Pero, ¿Qué ha quedado de aquellos proyectos, de aquellas esperanzas? ¿Lograron cambiar el mundo? ¿Triunfó la revolución?

A través de este trabajo intentaré extrapolar a la situación política actual, las nuevas ideas que aparecen en estos quince años que hemos llamado el 68. Ecologismo, pacifismo, feminismo y en general, libertad, fueron algunas de las demandas que aquella generación exigía a lo largo del planeta. Pero si hay un grito recurrente en las diferentes manifestaciones, este fue el de no al imperialismo, un saco donde entraban martillos, barras, estrellas y alguna que otra oz.

2 De la RAF a los verdes

Finales de los 60. En una Alemania federal con el partido comunista prohibido y un fuerte control sobre los partidos políticos, nace la oposición extraparlamentaria (APO), y con ella nuevas sensibilidades políticas: la bomba atómica, Vietnam, el tercer mundo…

En una época de desarrollo económico exponencial, donde la mayoría de la población es de clase media, la juventud intelectual y aburguesada toma consciencia de la realidad social y política mundial. Se produce una ruptura generacional: estos jóvenes miran atrás y le piden cuentas a sus padres por el pasado nazi de Alemania.

En el 61 la asociación de estudiantes se segrega del partido socialdemócrata, de donde se expulsan a los miembros que dan soporte a los estudiantes. Esta ruptura es un claro ejemplo de lo que pasa en los diferentes focos de revuelta mundial: las nuevas generaciones se distancian de las izquierdas tradicionales. Quieren cambiar el mundo, y lo quieren cambiar ya.

De forma paralela, esta juventud se organiza y algunas facciones más radicales toman la vía violenta. Aparece la Fracción del Ejército Rojo (RAF). Los objetivos de la RAF son claros: acabar de raíz con los organismos e instituciones que representan el salvaje y alienante capitalismo: bancos, medios de comunicación, políticos…

Tras varios atentados, la cúpula es detenida y encarcelada. Mientras se celebra el juicio, los miembros aparecen muertos, aparentemente, fruto de un suicidio colectivo y coordinado el 9 de mayo del 76, coincidiendo con el aniversario de la derrota nazi.

Esto genera una segunda generación de miembros en la RAF: Meinhof, Baader y el resto de integrantes se han convertido en mártires.

En el panorama político, la vía democrática funda el partido verde (Die Grünen) con unos objetivos medioambientales y sociales basados en estas nuevas sensibilidades.

El mundo está cambiando, y aquellos jóvenes que gritaban y agitaban pancartas con símbolos pacifistas, tienen voz y voto en la vida política. Sin duda este es uno de los principales avances y, aunque no tengan gran peso político, los problemas y cuestiones que plantean se han convertido en aspectos de la agenda política actual.

Si hoy hablamos de biodiesel o de desarrollo sostenible, seguramente es, en gran parte, por todos estos movimientos que mediatizaron estos problemas, que hoy día forman parte del debate político, aunque ocupen un modesto 8% del parlamento alemán, y en la realidad práctica represente que el G8 firme un ridículo acuerdo en el que se compromete a reducir las emisiones nocivas a la atmosfera en un plazo de 42 años.

Por otro lado, el compromiso de la primera RAF con su causa fue, cuanto menos, loable: ser un intelectual y escribir artículos en defensa de movimientos revolucionarios es una cosa, pero dejar la pluma y coger la pistola para defender aquello en lo que crees, es algo totalmente distinto.

La violencia solamente genera más violencia, y el asesinato durante las protestas contra el Sah de Irán de un manifestante por parte de la policía o el atentado contra el líder intelectual de las protestas estudiantiles, calaron hondo.

El problema fue que el sueño cubano, difícilmente podía repetirse en el escenario europeo, y los altercados que los cuatro chalados soñadores de la RAF llevaron a cabo, no pasaron de eso – aunque después viniera una segunda y tercera generación de militantes de la RAF.

3 De Praga a Vietnam

El fin de la segunda guerra mundial sumerge y divide a los beligerantes en una nueva guerra, mucho más silenciosa y en la que el miedo al enemigo es el principal actor. Este miedo es el que hace que cada manifestación que se aleje de la ideología del sistema, sea tratado como una amenaza para el régimen.

En Checoslovaquia, Alexander Dubček lidera la reforma del partido comunista hacia un socialismo democrático que la URSS no ve con buenos ojos y ante la presunta amenaza de que Dubček encamine a Checoslovaquia hacia el capitalismo, decide erradicar esta reforma mediante la ocupación militar.

De forma similar, los enfrentamientos entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur hacen que EEUU, principal líder del bloque capitalista, entre en conflicto con los del Norte y sus aliados, bajo la bandera de la preserva del capitalismo.

En Berkeley, la juventud crítica e intelectual del momento decide manifestarse contra la invasión estadounidense y, aprovechando la organización previa que había luchado contra el autoritarismo de la universidad como institución, decide seguir luchando, esta vez contra el genocidio en Vietnam.

Pese a multitud de acciones por parte de los colectivos universitarios, el pueblo americano no toma consciencia de la situación hasta que llegan algunas matanzas como la de la colina de la hamburguesa - para el bando americano - o la de May Lai, donde los soldados americanos violaron a mujeres y niñas, arrasaron aldeas y finalmente reunieron a los supervivientes en una acequia para darles muerte.

Vietnam, lejos de los relucientes uniformes que de forma continua el gobierno mandaba al frente, mostraba su cara más cruel.

Las presiones de los colectivos críticos con el gobierno hacen que Johnson, aun siguiendo el legado del alabado Kennedy, deje el cargo y los republicanos, con Nixon a la cabeza y bajo la promesa de acabar con la guerra, tomen el relevo de la presidencia.

¿Hasta qué punto Nixon era contrario a la guerra? A todas luces parece oportunismo político, pues una vez en la Casa Blanca y habiendo ordenado la retirada paulatina de efectivos militares, manda la mayor ofensiva, esta vez con bombarderos, de toda la guerra de Vietnam. A favor o en contra, la guerra les vino muy bien para entrar en el poder.

En 1973 se firma el alto el fuego de Paris, donde EEUU cierra definitivamente su intervención en esta guerra y el que en su día pareció uno de los episodios más terribles de la historia americana.

Con la perspectiva del tiempo, se puede afirmar que las protestas del 68, lejos de cambiar el sistema de raíz, no sirvieron para otra cosa que para cambiar de manos el poder. Aquellos movimientos que en un cosmos más pequeño como era la universidad habían dado resultado, se convirtieron en propaganda electoral para el partido republicano.

EEUU siguió, y sigue, imponiendo su verdad al resto del mundo – beba Coca-Cola, just do it – y el que se opone a este colonialismo se convierte en el nuevo enemigo, al que hay que derrotar, sea grande o pequeño, con o sin el consentimiento de la ONU, eso sí, siempre in the name of god.

La revolución empieza en casa, que dijo Lenin. El problema es que en este caso, no salió del portal.

El imperialismo soviético no mostró mejor cara en Checoslovaquia cuando aplastó con tanques las flores de la primavera de Praga, pero el bloqueo mundial y la posterior recesión económica que sufrió la URSS, la dejó inhabilitada como potencia colonizadora, hasta tal punto, que cuando en el 91 se disuelve, aquello que parecía una amenaza inminente, se ha reducido a cenizas. Divide y vencerás.

4 Conclusiones

Han pasado cuarenta años y ahora podemos ver cuáles fueron, de todos los que hubo, los movimientos que triunfaron en el estricto significado de la palabra: las movilizaciones por los derechos civiles, los movimientos contra el autoritarismo universitario en Berkeley o en las universidades de España y pocos más. Se podría meter en este saco a los movimientos verdes, por el hecho de conseguir representación parlamentaria.

Si analizamos los puntos de convergencia de estos movimientos, parecen claros: movimientos políticos, con un mensaje explícito, una organización contundente y unas demandas concretas.

Si quieres protestar contra la ley sobre civismo en la calle que prohíbe el consumo de alcohol, por ejemplo, lo mejor será que te organices en asociaciones que consigan el suficiente apoyo social como para que aquello que demandas parezca algo realmente importante visto desde el gobierno, y no juntarte en la plaza del pueblo a hacer un macrobotellón, que en muchos casos, fue en lo que se convirtieron las movilizaciones del 68, y el ejemplo más claro es el francés: el mayo del 68 se ha convertido en una idea de libertinaje sin norte que no llevó a ningún sitio.

Un compañero, parafraseando a algún intelectual, dijo algo así como que los años después de la revolución son el preámbulo de la siguiente, la pregunta es: ¿Tenemos claro lo que pondrá en las pancartas?

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